miércoles, 23 de noviembre de 2011

Koyaanisqatsi: Realmente la vida fuera de equilibrio

Una película que nos muestra de una manera dramática el contraste entre el medio natural y construido por el hombre, y cómo este último ha llevado a que la Tierra pierda su equilibrio. La cinta muestra el paisaje urbano en distintas realidades, comercial, doméstica, vial, industrial, de entretenimiento, todas como una repetición infinita en competencia con el medio ambiente.
Koyaanisqatsi es un viejo vocablo de los indios Hopi para expresar la idea de “vida fuera del equilibrio”. Se inspira en las profecías Hopi que “excavar las riquezas de la tierra es cortejar el desastre” que “al acercarse el día de la purificación se tejerán telas de araña de un extremo al otro del planeta” y finalmente que “podría ser que algún día sea arrojado del cielo un receptáculo de cenizas que queme la tierra y evapore los océanos”. Con estas tres ideas la película trama un escenario narrativo que se apoya en una técnica cinematográfica singular la de acelerar las imágenes hasta crear un verdadero efecto de vértigo al espectador. Aunque, quizás,  no será la Abuela Araña la que teja los hilos, sino el hombre moderno, que levantará sus torres, sus arañas de hierro, tendiendo cables entre torre y torre.

El viaje fílmico está lleno de grandiosidad. Parajes como el Gran Cañon del Colorado con sus inhóspitos y escarpados relieves se convierten en el vientre de la Madre Tierra, que como las vellosidades de nuestro estómago, permiten por su fondo diluir los líquidos vitales que vierte el cielo. Un cielo con interminables ejércitos de nubes que lo atraviesan sin detenerse a la velocidad de vértigo. Y sin embargo, uno tiene la sensación de volar sin más.Pero el verdadero corazón de esta película lo constituyen las incesantes riadas humanas deambulando por las calles, con rostros perdidos en el infinito, subiendo escaleras mecánicas como si la tierra nos vomitara. 

Miradas esquizofrénicas entre basura y miseria, entre máquinas de guerra y aviones que parecen mezclarse con las inacabables profesiones de coches en autopistas anchos como campos de fútbol.  Edificios que desafían al cielo, donde sus cristales reflejan un cielo ajeno a sus moradores. Conteos de billetes por máquinas automáticas. Cadenas de montaje de máquinas de alimentos, todo circulando como si nunca nada se detuviera. Circuitos que se funden con la vista de pájaro de la trama urbana. Gente que camina apresurada, personas esclavas en oficinas que no apagan nunca sus luces jamás, brazos robot y gente adicta a los videojuegos que sujetan a sus bebés en brazos, gente tomando el sol en la playa con el fondo de una central nuclear.

Estamos ante una película provocadora, arte en bruto que reclama nuestra atención, imágenes a las que la audiencia le entran de forma violenta como sacudidas por un terremoto, aunque también nos aporta relajo, espacios para respirar y de esta forma podamos simplemente gritar: ¡basta!. Pero para entonces, todo nuestro mundo se dinamita y bloques de viviendas enteras se vienen abajo como si de la coreografía de un ballet clásico se tratara para finalmente alcanzar la clímax con la conquista del espacio exterior. Una metáfora bestial para advertir que de nada nos sirve salir al exterior pues nuestra mirada sigue en tierra, rodeada de desequilibrio y con una naturaleza que todavía nos ama aunque nosotros la despreciemos.

martes, 6 de septiembre de 2011

La otra visión de Bachelard

El filósofo y sociólogo galo Gaston Bachelard no fue el típico pensador que se acostumbró a desarrollar sus pensamientos bajo los parámetros científicos-epistemológicos establecidos de su época. Todo lo contrario, técnicamente fue pionero en evadir los estigmas de la metodología científica y dar lugar a una nueva corriente epistemológica capaz de dar cuenta de los cambios producidos en el terreno del conocimiento científico.

El trabajo de Bachelard resulta sugestivo, por no decir ‘’revolucionario’’, ya que marca una ruptura en el campo epistemológico y en su obra de 1938, que habla sobre la formación del espíritu científico, trata de manera clara y detallada lo que quiere dar a entender el pensador. En primera instancia, Bachelard ahonda el concepto de que en la historia de las Ciencias muestra que se conoce en contra de un conocimiento anterior, destruyendo conocimientos mal adquiridos. A raíz de lo anterior, Bachelard afirma que se debe plantear el problema del conocimiento por medio de “obstáculos”. El saber cotidiano constituye uno de esos obstáculos epistemológicos; si éste se supera, se sabrá que la ciencia habrá progresado.

Bachelard define el “obstáculo epistemológico” como aquel conocimiento anterior o costumbre de razonar, que en un momento dado, no deja a la ciencia formular correctamente un problema. O sea, recalca el obstáculo epistemológico para “designar sobre todo las actitudes que desde el investigador impiden el desarrollo del conocimiento científico, es decir, Bachelard se metió en al acto mismo de conocer para escudriñar sus confusiones, con la esperanza de que, al traerlas a la conciencia puedan ser superadas.”[1]

En ese orden de ideas, Bachelard reconoce diez obstáculos epistemológicos a saber: La experiencia primera, el realismo, la verbalidad, el conocimiento unitario y pragmático, el sustancialismo, el animismo, la “digestión”, la libido desde la perspectiva de la voluntad de superioridad del investigador y el conocimiento cuantitativo. Todo esto a eliminar para que al fin sean consumados o realizados los objetivos planteados por la filosofía de la ciencia.



[1] OSPINA HERRERA, Carlos Alberto. El espíritu científico: Del asombro a la crítica. Tomado de: GUTIÉRREZ, M. (2006) Los semilleros de investigación. Alternativa para la educación superior. Pereira: Universidad Tecnológica de Pereira. Localizado en: vip.ucaldas.edu.co/downloads/CatedraItinerante2008.pdf

lunes, 5 de septiembre de 2011

Dimensiones de la Comunicación (Datos relevantes)

1. La comunicación presupone la existencia de códigos compartidos y algunas diferencias.

2. Hay elementos que, para algunas culturas tienen sentido pero para otras, o no significan nada o se le da una concepción distinta (Por ejemplo, el alcance que se le proporciona a la escritura alfabética.

3. Se habla de "contacto entre culturas", que se da a entender como "choque" o contraste entre palabras, sonidos, gestos, etc.

4. Las personas construyen histórica y cotidianamente códigos comunicativos respectivos.

5. Ningún grupo social tiene "rasgos" o algo que los haga notar, a menos de que haya una situación de contraste específica.

6. La interacción entre 2 grupos, personas o sociedades son capaces de interpretar el espacio, el tiempo y el contorno de distintas maneras.

7. Según los teóricos de comunicación intercultural, la nacionalidad es la base de establecer los usos y significados del tiempo, el espacio y el contorno.

8. Las unidades socio-culturales son siempre cambiantes o volátiles.

9. Cuando 2 personas con historia y rutina diferentes interactúan, se agudizan los planteamientos o parámetros de la comunicación interpersonal.

10. La cultura y la política no "van de la mano", pero ésta última ha influido notoriamente en el desarrollo de la primera.

11. La cultura cambia de proporción con la evolución del ser humano (evolución que incluye la interacción con otro tipo de cultura) y a raíz de eso, se establece como una identidad "colectiva y total", o sea, un sentido común.

12. Las palabras y/o los gestos cambian completamente el sentido entre uno y otro contexto socio-cultural.

13. ESQUEMA DEL LENGUAJE NO VERBAL:

13.1. Kinésico (Gestos, posturas y movimientos)
13.2. Proxémico (Uso del espacio)
13.3. Cronémico (Uso del tiempo)
13.4. Paralingüístico (Uso de la voz -tono, timbre, volumen, velocidad, etc- )
13.5 Olfativo
13.6 Táctil